HISPACK 2021

El packaging debe detectar las oportunidades de negocio que le abre la Economía Circular

 

 

 

 

 

Entrevista a Ferran Tarradellas, representante de la Comisión Europea en Barcelona.

La Comisión Europea (CE) publicó en diciembre de 2015, su paquete de nuevas medidas sobre la Economía Circular, que describía los retos y oportunidades que debía encarar el sector industrial para afrontar una transformación que le permitiera avanzar hacia este modelo, ganando en competitividad y manteniendo la senda de la creación de empleo y el crecimiento económico.

El packaging es uno de los sectores más aludidos por la propuesta. La industria avanza hacia una producción que tiene en cuenta desde el inicio la recuperación y el reciclaje de los materiales utilizados.


¿Cuáles son los objetivos de la UE sobre la producción y gestión del packaging en la próxima década?
Lo que pretende la UE con todo el paquete de medidas sobre Economía Circular es pasar de un modelo en que tenemos materias primas, producimos productos y después los desechamos a otro en el que los residuos son fuente de materias primas que, a su vez, generan productos y servicios con una mayor vida útil y, finalmente, se recicla todo lo que sobra.
En este contexto, el sector del packaging tendrá que transformarse por las obligaciones de esta normativa, pero también por las posibilidades que genera la Economía Circular, que ofrece, además, nuevas oportunidades de negocio. El embalaje crea un producto que el consumidor desecha una vez lo adquiere, mientras que los nuevos modelos proponen ceder el embalaje al productor para después recuperarlo para reconstruirlo o reciclarlo, por ejemplo. Lo que necesita hacer ahora el sector del packaging es, precisamente, buscar cuáles son estas oportunidades de negocio que se le abren ante esta nueva coyuntura.
A Rituales, igual que nuestros clientes, estamos preocupados por el daño que se ha hecho durante muchos años en el planeta. Por ello, sólo utilizamos materias primas obtenidas de manera responsable y nos guiamos por el principio de Reducir, Reutilizar y Reciclar.


El modelo propuesto supone una reconfiguración de la producción empezando por el ecodiseño, que concibe los productos pensando ya en su reutilización y recuperación. ¿Está la industria preparada para este cambio?
Queda mucha faena por hacer. Para eso existen los programas de estímulos económicos como el horizonte 2020 para la innovación de empresas o el propio Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas, que puede permitir la transformación de empresas lineales a circulares.
Lo que hace la Comisión Europea para facilitar este tránsito es crear un marco legal propicio. Está la Directiva Ecodiseño, que marca a los productores los requisitos que deben cumplir, las Ecolabelling, en las que las empresas pueden dar un valor añadido a su producto ofreciendo información sobre, por ejemplo, el gasto energético que ha supuesto su fabricación o vida útil, etc. También crearemos un marco normativo que establezca medidas seguras para crear un mercado de materias primas secundarias de calidad, en el que los productores puedan confiar, y se establecerán objetivos de reciclaje y tratamiento de residuos para crear los incentivos necesarios para avanzar de una manera paulatina y razonable hacia la Economía Circular.


¿Europa parte de una buena posición para implantar este modelo?
Como le decía, queda mucho por hacer, pero Europa lidera la aplicación de la Economía Circular. Es algo muy asimilado en el sector industrial desde hace años, y no sólo por cuestiones medioambientales, sino también por la falta de materias primas que hay en el continente. No nos podemos permitir desechar materiales que son auténticos tesoros tanto por su valor como por su escasez.


Dejando de lado el sector industrial, ¿cómo se incentiva a la población para que también participe en este modelo de Economía Circular?
Lo que hacemos desde la Comisión Europea para estimular la reducción de desechos es poner objetivos anuales a cumplir en volumen de materiales reciclados, reducción de desechos en vertederos e incineradoras, etc. Las autoridades municipales son las encargadas de crear políticas para lograr cumplir con estos objetivos. Además, hay fondos europeos para ayudar a llegar estos incentivos, como los destinados a la creación de instalaciones de reciclaje o de depuración del agua.
Por otro lado, hay iniciativas innovadoras como utilizar contenedores inteligentes, en los que el usuario va con una tarjeta para identificarse. De esa manera, el sistema reconoce el peso de tu bolsa de reciclaje y aplica descuentos equivalentes en el impuesto de recogida de basuras. En cambio, todo lo que lancemos al contenedor de desechos será penalizado. Las nuevas tecnologías permiten aplicar esto a ciudadanos, pero también a las empresas, que pueden ver reducida su tasa ecológica enormemente.


¿Existe un choque entre los gastos que implica transformar una empresa desde el punto de visto ecológico y los beneficios que conlleva?
Hay un tipo de innovación que las instituciones intentamos promover. Introducir en la cultura empresarial el concepto de Economía Circular supone hacer las cosas de una forma diferente, y eso requiere inversiones importantes, pero también abre las puertas a descuentos y oportunidades de negocio muy relevantes. Ambas cosas van de la mano.
La Unión Europea debe crear los mecanismos fiscales para que se vaya en la dirección estratégica que marcamos. El problema es que debemos aprobar estas medidas por unanimidad y, a veces, tenemos que apostar por medidas de mercado que pueden ayudar, como los mecanismos de derechos de emisión de CO2, y por programas de ayuda de acceso a la financiación, que son clave para las pymes.
NdeR.: Víctor Solvas, colaborador de Hispack

 

Personalización, competitividad y sostenibilidad en packaging en e-commerce, los grandes retos

 

 

 

 

 

 

 

 Javier González participó en una mesa redonda en Hispack 2018

El auge del comercio electrónico ha comportado una transformación de la industria del packaging, que ve como día a día siguen presentándose retos a los que hacer frente. Por todo ello, la industria está viviendo su particular evolución y revolución ante un nuevo panorama que afecta a toda la cadena de valor. Marcas, retailers y empresas logísticas y de packaging nos dan su visión y opinión acerca del futuro de una industria que está trabajando para convertir los retos en oportunidades.


El reto a la hora de fabricar el embalaje
El director de marketing de Font Packaging Group, Ramsés Català, considera que los principales retos que tienen los fabricantes de packaging son los operativos, que pasan por ver cuáles son las necesidades del producto y adaptar el embalaje a ellas, y el reto formativo, ya que los embalajes que están creados para unas características determinadas difícilmente van a funcionar para otras. El último reto es el económico: el embalaje es un elemento de valor y un elemento de venta, y tiene un coste. "La mayoría de la gente, cuando crea una start up piensa en la web, en la idea, pero muchas veces no lo hace en las cuestiones relacionadas con el embalaje", afirma Català, para quien "el paso del mundo offline al online se da con el packaging, el packaging es el vendedor silencioso, es más fácil vender que fidelizar, y en la fidelización el packaging tiene mucho que decir".
Por su parte, la cofundadora y CEO de la marca de cosmética Cocunat, Sara Werner, considera que es muy importante tener en cuenta el perfil del retailer. En función de si es category killer o category leader, las preferencias serán la rapidez y el precio por ejemplo para el primero y la experiencia de uso y la personalización para el segundo. En la primera categoría sitúa a Amazon y en la segunda pone como ejemplo la marca que representa, para la que es muy importante generar un sentimiento de sorpresa e impacto a través del packaging cuando el cliente recibe el producto. En su caso, tienen muy en cuenta el tipo de cajas y hacen un análisis cada 3 meses para ver cómo tienen que ser esas cajas, qué volumetrías son las habituales y las diseñan de forma específica. En el caso de Cocunat, buscan que sea una caja fuerte, que tenga una apertura bonita, que el interior sea reciclable y biodegradable. Aquí se enfrentan con numerosos retos de cara a explicarles a los proveedores el tipo de caja que necesitan porque se encuentra con muchos proveedores que van a precio.
El director de marketing de Font Packaging Group considera que con los datos de los que ellos disponen, lo que está creciendo en mayor medida es el planteamiento de los category leader. En este sentido, comenta que "al principio del e-commerce todo eran cajas marrones, es cierto que la caja marrón va bien para la industria pero cuando llega a las manos del cliente, el embalaje tiene que ofrecer algo más y la caja marrón es insuficiente; el reto de los fabricantes es el de conseguir hacer 150 cajas al precio unitario de 1.000".
El reto en la logística y la distribución
En el afán por conseguir unos elevados estándares de seguridad y control en el transporte, ¿hay espacio para la creatividad y la calidad del envase y el embalaje? ¿La seguridad limita la creatividad? Werner considera que es dentro de la caja donde va a desarrollarse la creatividad. Para Català, existen muchas maneras de hacer una caja inviolable (modelos troquelados de cajas inviolables, etiquetas y cintas adhesivas de seguridad…) y explica que el primer sector que empezó a desarrollar estos sistemas fue la industria de la moda, donde por ejemplo llegaba la caja al cliente pero faltaba una prenda. No obstante, considera que es un tema que preocupaba más al principio que actualmente.
Antonio Quesada, coordinador de ventas del Grupo Correos, cree que la seguridad que tengan las empresas de transporte es decisiva. En referencia a Correos, explica que cualquier centro de tratamiento está video vigilado y que los riesgos de sustracción son ínfimos tanto en los centros como en el transporte.
Otra cuestión que se plantea a nivel logístico son las particularidades de enviar productos muy grandes o muy pequeños. La portavoz de Cocunat considera que cuando son pequeños es difícil mantener el precio y no repercutir los gastos de envío en el cliente y cree que en este sentido las marcas han malacostumbrado al consumidor a no pagar gastos de envío. Para Català y en referencia a los productos voluminosos, "el consumidor va a tener que entender que transportar una cosa de un sitio a otro y de una determinada manera vale dinero, más allá por tanto del free delivery; es decir, que por ejemplo un kayak llegue en perfectas condiciones tiene un coste, y si el consumidor no quiere pagar ese coste siempre tiene la opción de ir a la tienda". En este sentido, el director de e-commerce y de la aceleradora de negocios de Danone Waters, Javier González, coincide con los anteriores expertos y pone como ejemplo las entradas de cine o de teatro, donde el cliente tiene que pagar unos gastos extra por la compra online, cuando incluso las tiene que imprimir él mismo.


El reto de la personalización
La personalización es posible gracias a la impresión digital pero hoy en día todavía es muy cara respecto a la tradicional, tanto en materiales como en procesos productivos. En la medida en que la impresión digital evolucione y sea asumible en un proceso industrial se abaratarán los costes de la personalización y serán más asumibles por parte de las marcas. En la personalización, las marcas tienen la posibilidad de diferenciarse en el mundo online. El gran reto es que la industria sea capaz de adaptarse en este sentido a las demandas del mercado. Amazon hay uno y en cambio hay cada vez un mayor número de empresas pequeñas que piden unas particularidades. El gran reto es productivo: cómo optimizar la producción de una planta a la hora de producir pequeñas cantidades y de forma discontinua sin que disminuya la competitividad.
González destaca algunos ejemplos de marcas como Ray Ban o Nike que han customizado sus productos. En su opinión, "el consumidor quiere tener algo único y especial aunque sólo sea para hacer una foto y colgarlo en Instagram, aparte de que la personalización revaloriza esos modelos de la marca y la gente está dispuesta a pagarlo".

El reto de la sostenibilidad
En un contexto en el que cada vez se generan más residuos, la industria está haciendo un esfuerzo por desarrollar materiales sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, pero todavía queda camino por recorrer en este sentido. El comercio electrónico conlleva un doble embalaje para la mayoría de productos más allá de otros elementos como los materiales de protección y el relleno. Para los fabricantes es bueno porque en parte genera mayor volumen de negocio, pero no es sostenible.
Hay un regreso progresivo a los interiores de pulpa de papel, que son biodegradables y reciclables, y a materiales en esta línea. Werner opina que el consumidor también está reclamando esa sostenibilidad pero la paradoja es que si la marca envía una crema sin caja, es el consumidor quien se extraña ante la ausencia de packaging. "Si todos queremos ser más sostenibles tenemos que ser lo más eficientes posible y eliminar packaging, así que si vamos a hacer tres compras, intentemos que sean simultáneas", concluye.
Para el portavoz de Danone Waters, "los fabricantes somos los primeros interesados en apoyar la sostenibilidad pero no siempre el consumidor está dispuesto a pagar ese sobreprecio por el material sostenible ya que una botella en lugar de valer 0,50€ puede llegar a costar 3€, y esta cuestión no podemos obviarla hasta que la tecnología abarate los costes".
En esta línea, el coordinador de ventas de Correos considera que las marcas son muy conscientes de la importancia del reciclado pero se sigue abusando del bulto. "Estamos intentando agrupar bultos a un mismo destino y tenemos que seguir por ahí", asegura.

Retos tecnológicos y de procesos
El reto que se plantea la industria en las devoluciones es desarrollar embalajes que sean reutilizables para la devolución y que el proceso sea más sencillo. Hay sistemas como los de añadir una doble caja o que esa caja tenga un sistema para que se pueda reutilizar para devolver el producto.
Con la mirada puesta en el futuro inmediato, la tecnología se plantea como una de las herramientas al servicio de la mejora de la experiencia del cliente y la trazabilidad del producto. El consumidor va a querer saber en todo momento dónde está el producto que ha adquirido y en esta línea, la tecnología tiene un abanico de posibilidades para proporcionar esta información y mejorar todo el proceso. La pasada edición de Hispack se hizo eco de estos retos y los retomará en la siguiente edición de 2021.


NdeR.: Ramsés Català, Antonio Quesada, Sara Werner y Javier González participaron en la mesa redonda de Hispack 2018 acerca de los retos del packaging en e-commerce, moderada por Santiago Sánchez Devesa, CEO de Etailers Ecommerce y director del Área de Programas eBusiness de La Salle.
Cristina Benavides, colaboradora de Hispack

 

El camino hacia la fábrica 4.0


Alfonso Ganzabal, Director General de Sisteplant

 

La gestión e interpretación de datos para monitorizar y tomar decisiones en tiempo real se intuye clave para que la industria del packaging pueda seguir ofreciendo valor tanto en sus productos como en sus procesos.

Uno de los grandes retos para la industria del packaging en los próximos años pasa por aprender a gestionar la escasez de materias primas, esenciales para la fabricación de sus productos. Para encarar esta situación, el sector mira hacia nuevos modelos de gestión, como la economía circular. Sin embargo, hay una materia prima que ya es indispensable para cualquier empresa y que, aunque parezca inverosímil, es infinita: los datos.
"Sin duda, los datos son una materia de primera necesidad en las organizaciones; debemos saber trabajar con ellos y transformar nuestros productos, pero también sacar un retorno económico a esa información", explicaba en Hispack el director general de Sisteplant, Alfonso Ganzabal, en la ponencia ‘La digitalización en el sector del packaging'. Este es el principio de lo que conocemos como Cuarta Revolución Industrial, que, como ha sucedido en etapas anteriores, está iniciando un proceso de puro darwinismo: las empresas que no se adaptan al cambio permanente tienden a desaparecer.
Las compañías españolas parecen ser conscientes de esta realidad. Según la X Encuesta Mundial sobre el Coeficiente Digital de las Empresas de PwC, el 56% de los empresarios consideran que el nivel de digitalización en sus compañías es alto o muy alto y ven este proceso clave tanto para aumentar ingresos como para mejorar la experiencia del cliente o ahorrar costes.
Sin embargo, los datos que maneja la Unión Europea son algo más pesimistas. El organismo ha marcado como objetivo que la producción industrial represente como mínimo el 20% del Producto Nacional Bruto (PNB) del continente en el 2020, y para lograrlo considera esencial "aprovechar todas las oportunidades que ofrece la era digital". En la actualidad, en España representa el 16% del PNB, con grandes diferencias entre las Comunidades Autónomas.
Ganzabal considera que el único camino para lograr el objetivo es "invertir en industria 4.0 para generar valor añadido capaz de competir a nivel global" e indica tres caminos para conseguirlo:
• Aportar valor añadido tecnológico a los productos que se fabrican. "Tenemos el ejemplo de los tejidos inteligentes, que no dejan de ser ropa, pero con aplicaciones tecnológicas", afirma.
• A través de la transformación de los procesos industriales
• Y modificando modelos negocio con fórmulas como la personalización o los envíos exprés.


El proceso de adopción tecnológica
Estos tres apuntes dejan ver una perspectiva sobre la adaptación tecnológica que es común entre los expertos: la transformación digital no es el destino, sino el vehículo con el que aportar valor. Es por eso que el empresario considera vital adaptar cuando antes las novedades que ofrece el mercado. "Tecnologías como la realidad virtual o los sistemas de reconocimiento facial aún no han demostrado su madurez, pero debemos entrar en ellas para anticiparnos a su consolidación y estar plenamente familiarizados cuando triunfen".
Además de la realidad virtual y aumentada, que Ganzabal considera vital para servicios como la teleasistencia, el empresario indica otras tecnologías que las empresas deberían adoptar con urgencia. "Hay que conocer habilitadores tecnológicos, como el cloud computing, dominar sistemas de recopilación e interpretación de big data para identificar procesos y mejorarlos, habituarse al Internet de las Cosas –porque en 2020 habrá 50.000 millones de dispositivos conectados y eso modificará irremediablemente nuestras plantas– y generar modelos de interacción entre robots y humanos para solucionar problemas".
Para Ganzabal, todas estas tecnologías tienen sentido "si son capaces de dotar de inteligencia a los procesos productivos para mejorarlos y tomar decisiones".


El camino hacia la industria 4.0
Esta avalancha de nuevas tecnologías y la imparable aceleración en los ritmos del cambio pueden ser avasalladores para muchas empresas que, quizás, están en las primeras etapas de la transformación digital. Sin embargo, Ganzabal considera que "no hay que obsesionarse" y recomienda "aplicar procesos 4.0 sólo en algunas áreas de actividad" para empezar.
El empresario considera que hay tres fases en el camino hacia la fábrica 4.0. La primera es el control de las operaciones. "Se trata de definir estándares de control en procesos productivos a través de métricas que permitan medir la producción, KPI's en tiempo real, etc. Así podremos comparar el rendimiento que debería tener dicha área de producción y el rendimiento real".
El siguiente paso es la identificación de aquellos procesos que hacen las personas y que no son productivos para eliminarlos. "Los trabajadores muchas veces no saben explicar su trabajo, por muy bien que lo hagan, y las herramientas de machine learning pueden servir para ahorrarles los trabajos menos eficientes y también para identificar nuevas condiciones de operación que puedan aportar valor". Ganzabal considera útil crear "un gemelo digital del sistema real para hacer simulaciones y comparar rendimientos".
Finalmente, llega el momento de aplicación de mejoras efectivas en el proceso productivo. "Tras monitorizar y crear programas pilotos, llega el momento de la aplicación efectiva de los cambios tecnológicos", indica Ganzabal. Lo que obtendremos, finalmente, es un sistema integral de trazabilidad en todo el módulo 4.0 que ha llegado tras incorporar procesos productivos, formar a los equipos y aplicar herramientas que permiten la toma de decisiones inmediatas.
NdeR.: Víctor Solvas, colaborador de Hispack

www.hispack.com


Fuente Source: www.emmafiorentino.com.ar
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